«El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital. Cuando la burguesía liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas.«
Vladimir I. Lenin, líder de la Revolución Soviética, en Marxismo y reformismo, 1913.
Me comenta por Facebook el compañero de La mancha obrera que Juan Torres me había respondido en el artículo que publiqué ayer mismo titulado Y vuelta la burra al trigo: los progres corren en círculos, que a su vez era una respuesta a su artículo Frustrante Izquierda Unida. Leo la respuesta de Juan y efectivamente la burra vuelve al trigo. Si alguien lee mi primer artículo se dará cuenta de que en realidad no me ciño ni al artículo de Juan en concreto ni a su persona en general. ¿Por qué? Porque llevar el debate a lo personal sería perderlo, él lo sabe muy bien porque es un hombre muy inteligente y además juega con ventaja: él no es trotskista, no es socialdemócrata, mucho menos comunista, por lo que sus espaldas no cargan errores ningunos. Es la magia de la equidistancia.
Un debate interesante, fructífero y más peligroso para él, sería el de revolución o reforma, por eso Juan me responde remitiéndose a algunas críticas concretas recogidas en sus obras escritas, desde la moderación y la equidistancia, evitando siempre crear un escenario en el que tenga que posicionarse, porque posicionarse visceralmente puede cerrar alguna que otra puerta. El sistema español, cuyo sostén principal es la progresía del PSOE, admite algunas críticas, tibias y timoratas, por eso ensalza a Llamazares y a su IU Abierta y por otro lado condena al ostracismo a los comunistas; por eso Público pone antes en portada un tweet de Llamazares que a Cayo Lara en un deshaucio, por poner un pequeño ejemplo. La obsesión de los socialdemócratas es el PCE. Llevaban muchos años tranquilos, pero ahora han tenido que volver manos a la obra.
A mí me gustaría que Juan se posicionara y me dijera si revolución o reforma, me gustaría que entrara en ese debate porque creo que si lo evita hablándonos de su bagaje crítico será tutto fumo e niente arrosto. No obstante, me veo obligado a hacer algunas aclaraciones para que no nos vayamos por los cerros de Úbeda, también porque efectivamente Juan las merece:
Como todo marxista que se aprecie, hago de la autocrítica una de mis banderas. Fue gracias a la autocrítica tras la derrota de la Comuna la que permitió al movimiento obrero rearmarse. Fue Lenin el que dijo que la autocrítica es lo que caracterizaba a un partido serio. Al respecto dijo Mao, si se me permite citarlo, que la autocrítica es el único método para la transformación social. ¿Qué quiero decir con esto? Que en absoluto tenemos miedo a la crítica y la autocrítica, por lo que nadie nos puede acusar de sectareos, cerrados o talibanes. Lo que no nos gusta es la crítica hecha para servir de carne cañón o la crítica hecha tan ingenuamente que sirva de carne de cañón a las aves de rapiña que esperan ansiosas cualquier descuido para despellejar a quien suponga un peligro, por leve que sea, al orden establecido.
Yo, personalmente, con todas las contradicciones posibles, me considero marxista-leninista (como las UJCE y como Pepe Díaz), pero esto, para el que no sepa muy bien de qué va la cosa, no quita que sea una persona abierta y útil (entiéndaseme, por favor). Con esto quiero decir que en mi propio blog o en mi propio Facebook pongo vídeos de personas como José Luis Sampedro, Vicenç Navarro o las intervenciones del propio Juan Torres en 59 segundos. Más que nada porque a día de hoy las considero necesarias para la conciencación social que lleve a la formación marxista y esta a la transformación social. Sin ir más lejos, fíjense lo que es la vida, hace ya 3 o 4 años Juan Torres acudió a mi Instituto a dar una charla sobre economía. Éramos muy pocos los estudiantes concienciados y además Iznalloz está dejado de la mano de Dios, por lo que agradecimos profundamente la charla. De hecho, este que escribe investigó por internet sobre Juan Torres y le mandó un correo electrónico dándole las gracias y la enhorabuena. Con esto quiero decir que no tengo ningún tipo de animadversión personal contra Juan Torres, al contrario, siempre le he tenido un gran respeto.
No hay sectarismo, no hay animadversión personal… ¿Entonces?
Lo que esconde esta pequeña polémica es lo que escondía la socialdemocracia y la mayor parte de la llamada Oposición de Izquierda en la URSS cuando decidieron aliarse con el imperialismo: el anticomunismo. Y hay dos tipos de anticomunismo: el de derechas y el de izquierdas. El de derechas es más común, lo sufrimos todos los días cada vez que algún iletrado se refiere a Cuba como una dictadura castrocomunista. El de izquierdas es más sutil y tiene que recurrir a cuestiones más angostas, ya que si alguien aparentemente de izquierdas descalificara de forma tan rastrera a Cuba, perdería mucho apoyo por parte de la izquierda internacionalista que ve en Cuba el faro que ilumina Latinoamérica. Por eso, el anticomunismo de izquierdas recurre a Stalin y concretamente al término “estalinismo”. Sin ir más lejos, en la misma página de Juan Torres vemos cómo vuelve la burra de nuevo al trigo al acusar en su entrada No he de callar a ciertos comentaristas como “estalinistas”.
En realidad el “estalinismo” ni existió ni existe, no es ninguna doctrina. Cuando el anticomunista dice “estalinismo” quiere decir marxismo-leninismo, el mismo que hizo de la URSS el Estado de obreros y campesinos que tanto miedo metió, mete y meterá al capitalismo en sus distintas formas. Ahora hablarán de los ignominiosos crímenes de Stalin, de las purgas, de los gulags, todo para desviar el debate. Pero el debate no es “estalinismo” o trotskismo, es revolución o reforma. Definitivamente Albert Escusa tenía razón en George Orwell y los orwellianos, cuando afirmaba que “estalinismo” es una palabra simplificadora y esquemática que sirve para ocultar la ausencia de argumentos.
Mucho me temo que volveremos a protagonizar aquella famosa escena de La vida de Brian (Terry Jones, 1979), es algo dramático a lo que está condenada la izquierda. Inevitablemente ahora desviarán el debate a “estalinismo” o trotskismo, porque es la historia de siempre, es la burra que vuelve al trigo, son los progres corriendo en círculos, somos nosotros, pobres de nosotros, buscando papas en un rastrojo de maíz.
Sin más, un fraternal saludo a todos los compañeros de la izquierda transformadora con los que convergemos a pesar de nuestras diferencias y discrepancias. Lo dijo Pepe Díaz: con la unidad venceremos. Y unidad no significa sumisión, significa no facilitar críticas en bandeja de plata al enemigo.
No puedo despedirme sin preguntarle al compañero Juan Torres si va a pedir la ilegalización de los partidos trotskistas por la violencia ejercida por Trotsky que podemos apreciar perfectamente en algunos de sus escritos:
“(…) el terror asumirá formas muy violentas siguiendo el ejemplo de los grandes revolucionarios franceses. La guillotina estará lista para nuestros enemigos, no ya simplemente la prisión”.
Respuesta de Trotsky ante la protesta del VtsIk por detenciones y registros recogida en el Tomo I (La conquista y la organización del poder) de la serie La revolución bolchevique (1917-1923) del libro La historia de la rusia soviética de Edward Hallett Carr.
“Los desertores del trabajo deberán ser incorporados a batallones disciplinados enviados a campos de concentración.”
Declaración de Trotsky en el IX Congreso del partido (29 de marzo-5 de abril de 1920) recogida en La lucha de clases en la URSS. Primer periodo, 1917-1923 de Charles Bettleheim.
“Nuestras comisiones extraordinarias fusilan a los grandes propietarios, a los capitalistas, a los generales que intentan restaurar el régimen capitalista. ¿Percibís ese… matiz? ¿Sí? Para nosotros, los comunistas, es suficiente.”
El propio Trotsky en Terrorismo y comunismo, 1920.
“Así como la lámpara, antes de extinguirse, brilla con una luz más viva, el Estado, antes de desaparecer, reviste la forma de dictadura del proletariado; es decir, del más despiadado gobierno, de un gobierno que abraza imperiosamente la vida de todos los ciudadanos”.
Ibídem.
8 Comments
Violeta
08/02/2012 at 02:57Excelente artículo. Y sí, el debate es Revolución o Reforma.
Anónimo
08/02/2012 at 04:12Sí y no. Creo que se hablan de cosas distintas. Se puede defender aspectos de Stalin y Trotsky, y parte de su obra. Pero otra cosa es hacer apología de sus crímenes. ¿ Escuela de alpinismo Ramón Mercader, clavando duro desde 1940? ¿ Lo ves esto normal?
Anónimo
08/02/2012 at 12:01Más que revolución o reforma, el debate debe ser Dictadura del Proletariado, ¿Sí o No?
Bernardo
08/02/2012 at 12:29La verdadera revolución en Rusia la hicieron los "Marineros del Kronsdtadt" a mi entender, intentando dar todo el poder a los Soviets. Por supuesto, Lenin y Trotsky se encargaron de masacrarlos y con ellos, la verdadera esperanza del poder popular. Porque nunca poder popular ha sido concentrar el poder en una persona.
La revolución tiene muchas caras y la tuya no es la infalible. Sólo quiero ser libre en una sociedad justa sin tipos como Javier Parra que me gobiernen, porque das miedo, en serio.
YO me muevo entre el comunismo y el socialismo libertario sin sectarismos y atacar a Juan Torres, con descalificativos personales es gratuito. Cada uno aporta un grano de arena para buscar una sociedad más justa. ESO ES UNIDAD, luchar contra el monstruo.
Invocar la pureza del comunismo es pegar un grito de niño ante una incapacidad de ver más allá de tu opción definitiva personal.
La Revolución no justifica las barbaridades cometidas desde el aparato estatal, jamás. Si esa es tu revolución, no te preocupes, tras desarmar al capitalismo, os haremos una nueva guerra a los que busquéis hacer de la sociedad vuestro cortijo. Nosotros también sabemos luchar, vaquero.
Anónimo
08/02/2012 at 15:54Hace muchos años que no leía un artículo más idealista y menos marxista que el de Ángel de la Cruz. Debería ensayar usted a militar en la Compañía de Jesús, porque le cuadra bastante mejor que una organización marxista.
Y me explico: tras lo que afirma en el primer párrafo, el resto del texto sobra, incluidas todas las citas de las que usted parece no haber entendido absolutamente nada.
No se puede decir que no se ciñe al artículo ni a la persona de Juan Torres, porque era de la respuesta a ese artículo de lo que se trataba. Afirmar que no se pretende entrar en el terreno personal cuando se califica a una persona es una soberana soplapollez, e intentar hacer pasar esa soplapollez por marxismo una idecencia intelectual. La polémica acerca de la reforma o la revolución existió y continúa existiendo, pero como no es esa la polémica a la que se refería Juan Torres, recurrir a ella para responderle carece de sentido.
Las cuestiones que Juan Torres planteaba en su artículo se centran en la existencia de casos de corrupción muy graves en IU (casos que en algunos supuestos acreditan una corrupción estructural, como lo fue durante años la que se desplegó en el sur de Madrid) y si se debe tolerar que una organización local de las Juventudes haga apología del asesinato político (un asesinato político que ni el mismísimo Stalin osó nunca admitir y del que mucho menos presumió; en esto, como tantas veces, resultan patéticos los que aspiran a ser más papistas que el papa).
De esas críticas puede uno decir lo que le parezca bien, puede naturalmente no estar de acuerdo con ellas, lo que quiera. Pero no puede responder acusando al otro de estar pagado para hundir IU, de anticomunismo ni de cosas semejantes. Y menos puede difamar a una persona colocándola en el terreno de una conspiración o una caza de brujas, teniendo además la desfachatez de intentar probar tal acusación recurriendo a debates que en el artículo inicial jamás estuvieron.
Juan Torres optará por la reforma o la revolución y lo dirá si le place, pero no era eso lo que criticaba en su artículo, y en lo concreto que criticaba Torres yo creo que lleva razón. El mismo grupo parlamentario que ha asignado unas determinadas funciones a Gaspar Llamazares es el que ha presentado un paquete de medidas económicas absolutamente keynesianas para crear 2,8 millones de trabajos esta misma semana. Es decir, que la disyuntiva en este caso la tienen únicamente algunos de ustedes en su cabeza.
Eso sí, no deja de hacerme gracia el primer caso de corrupción que Juan Torres mencionaba, porque también Moral Santín publicó en 1986, cuando militaba en el PCPE un libro sobre la crisis del capitalismo en la editorial Akal, un libro cuajado de golpes de pecho leninistas y de promesas doctrinarias de revolución. Visto como ha acabado, me temo que todavía veremos en el futuro nuevas transformaciones de intachables marxistas leninistas en prometedores banqueros.
Ricardo
Anónimo
08/02/2012 at 18:15Pues yo creo que el dilema, una vez establecida la necesidad de la revolución, es si ésta se hace con manga sisa o no. Éste es el auténtico quid que se nos presentará y que deberemos cruzar como por entre las aguas de Egipto.
Anónimo
09/02/2012 at 02:05excelente articulo, pero no contestará…. porque la respuesta es REFORMA y entonces se les cae (a él y a los de ATTAC) el chiringuito izquerdoso que tienen montado…
Anónimo
10/02/2012 at 16:19excelente respuesta. JTL demuestra que se pierde en todo esto, no sabe orientarse. Mezcla cosas muy distintas. ¡¡¡el problema de IU y del PCE no es que sean comunistas, sino que lo son poco y de forma incoHerente en ocasiones!! Y Moral Santín y Llamazares no son precisamente izquierdistas, sino otras cosas…