La actriz Assumpta Serna: «Viva Wikileaks»
La gala de los Goya, aparte del ordinario reparto de premios, dejaron un par de anécdotas curiosas. La primera es ver en la alfomba roja a una actriz, en este caso Assumpta Serna, con un «Viva wikileaks». La segunda es que la plataforma de internautas Anonymoys consiguió convocar a cientos de manifestantes ante el Teatro Real de Madrid, donde gritaron consignas como «Contra Sinde el pueblo no se rinde», «Censura no es cultura», y, en definitiva, críticas a Sinde y su camarilla, tanto de políticos como de pesebreros a lo Bardem. Por último, la anécdota que pasará a la posteridad de la historia de los Goya como una de las claves de este año, será la dimisión de Alex de la Iglesia como presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y su discurso en la misma gala de entrega de premios.
Aunque es un discurso medido para la ocasión, deja ver claramente la postura que debe tomar la industria del cine si no quiere desaparecer: adaptarse a los tiempos que corren igual que muchos sectores de la industria de la música han sabido adaptarse a ese invento maravilloso que algunos despectivamente llaman piratería. Alex deja claro que la industria, como todo negocio, se debe a su público, es decir, a sus clientes, y que por tanto no es una actitud inteligente la de insultarlo y darle la espalda.
Internet, y el fenómeno de la piratería, ha sido, es y será una de las herramientas a las que la cultura más tiene que agradecer. ¿Por qué? Porque la difunde y distribuye hasta los sitios más recónditos del planeta y hasta los sectores más desfavorecidos que no se pueden permitir el lujo de pagar 6 € (es lo que pagué yo ayer por ver 127 horas) cada vez que quieren ver una película. ¿Cuáles son las consecuencias negativas a las que tanto teme la camarilla de Sinde? Pues que esta especie de socialización de la cultura genera menos beneficios para los magnates de la industria.
En el ámbito del cine no estoy muy puesto, así que pongo un ejemplo que abarca principalmente la industria musical: los mayores beneficios que recoge la industria vienen de los artistas que, obviamente, más venden, véase pimpines de la talla de David Bisbal, Melendi, Enrique Iglesias, etc. ¿Qué pasa cuando hay la posibilidad de descargar el disco? Pues que se descarga y se comprueba que, efectivamente, ese disco es un auténtico bodrio y sólo vale el single en el cual se han gastado una millonada en promocionarlo por todas partes, por lo que el disco no se compra, ya que sería tirar el dinero, y no por el hecho de haberlo escuchado antes, sino porque no vale ese precio desorbitado. Por tanto, la industria pierde, por otro lado el público no pierde el dinero tontamente y la cultura gana igual que todas las personas con criterio musical al no reproducirse tanto la obra de Bisbal.
Por otro lado, ¿qué pasa cuando se trata de música que sí vale la pena? Pues que el público tiene la oportunidad de probar el producto antes de comprarlo (igual que se prueba unas zapatillas) para cerciorarse de que sí vale la pena. Si vale, el público lo comprará (como pasó con Vivir para contarlo de Violadores del verso: el grupo subió el disco antes de sacarlo a la venta, el público lo escuchó y a posteriori lo compró masivamente) igualmente. Y, aparte, el fenómeno de Internet, la piratería y la posibilidad de escuchar el disco sin la necesidad de obtenerlo físicamente, hace que artistas tengan la posibilidad de ofrecer conciertos en sitios antes inimaginables como por ejemplo Latino América; sin el fenómeno de Internet no sería posible, ya que los latinoamericanos no podrían haber escuchado el disco (o no masivamente) y por lo tanto no podrían demandar conciertos. Por lo tanto, con Internet y la piratería gana la cultura, gana el artista (tan sólo un ínfimo porcentaje de la venta de un disco va para él, como realmente gana dinero es dando conciertos) y pierden los magnates industriales de chaqueta y corbata. El resto son pamplinas.
Esto es lo que tiene que entender Sinde y sus colegas de la SGAE y la industria, aunque esto signifique que ellos perderían un pequeño porcentaje de beneficios que no se han ganado, y por tanto no merecen, en pro de la Cultura. ¿De ella se trata, no?
En cuanto al reparto de premios de la gala de los Goya de 2011, cabe destacar Pa negre de Agustí Villaronga, película ambientada en la posguerra española que fue la gran triunfadora con nueve goyas. La siguen la película que recomendé de Iciar Bollaín, También la lluvia, con tres goyas, uno de ellos para Karra Elejalde como mejor actor de reparto. Buried, una película de Rodrigo Cortés que marcará un antes y un después en el cine español -según un amigo mío estudiante de la materia- se llevó también tres goyas. Y, por último, Balada de triste trompeta de Alex de la Iglesia, con dos goyas.
Y poco más que rescatar de esta edición de los Goya. Tan sólo recomendar a todos que vayáis al cine los que tengáis oportunidad para ver las películas que os llamen la atención. Nunca, por mucha calidad que tenga el ripeo y por muy molona que sea tu habitación, se podrá equiparar el hecho de ver una película en el cine con el hecho de verla en cualquier otro lado. Las descargas de películas es algo justo y necesario pero, principalmente, para las películas que no están en el cine y no pueden ser adquiridas de otro modo.
Viva la cultura libre y gratuita, esto es, al alcance de todos.