Va a resultar que el acalde de La Puebla del Río, Julio Álvarez, no es tan tonto como su sonriente y armónica tez nos intenta mostrar. Es más, va a resultar que el tonto no es él, que se gasta 6.000 € desde su móvil oficial llamando a sus novias, amantes y líneas eróticas, sino los que votan a semejantes pendejos pertenecientes a un partido supuestamente, y sólo supuestamente, socialista.
Quien roba al pueblo merece que recaiga sobre él la justicia popular, sí. Pero quien roba al pueblo haciéndose pasar por un amigo o representante del mismo merece doble pena: al menos los fascistas suelen, y digo suelen, ir por delante con sus ideas claramente antipopulares y no visten chaquetas de pana para engañar a nadie.
En cualquier caso, ya está bien de aplaudir y premiar a esta pléyade de chorizos y bribones que viven a costa de la ignorancia y la benevolencia del pueblo. Ya está bien de la doble vara de medir que en unos casos aplica la presunción de inocencia y en otros la presunción de culpabilidad, que minimiza y maximiza delitos y faltas y que, entre otras cosas, hace que un político del PP mangante sea un ladrón de mierda y otro del PSOE no sea para tanto.
Julio Álvarez, alcalde del PSOE, debe devolver hasta el último euro robado y además debe pagar con la cárcel o, en su defecto, con trabajos comunitarios desde el canto del gallo al canto del grillo durante una buena temporada.