Ya se encargará la derecha mediática de soltar porquerías sobre la figura de Carrillo, sacando el tema de Paracuellos, a diferencia de la izquierda cuando murió Fraga y a pesar de que éste sí fue un verdadero asesino y un franquista desde su juventud hasta el último minuto de su vida. Ellos tienen el control mediático y la hegemonía en todos los ámbitos, pero una de las razones de ello es porque tienen más cojones que nosotros. No se achantan y siempre son coherentes.
Carrillo luchó contra el franquismo en la Guerra Civil y eso hay que reconocerlo ya que es más de lo que harían muchos eruditos, sin embargo no nos podemos dejar llevar por la aureola que determinados sectores le están colocando:
1. Cuando el poder mediático, en manos de la derecha y de la extrema derecha, habla bien de alguien, lo primero que uno debe hacer es dudar sobre la trayectoria de ese alguien. El poder mediático demoniza siempre a quienes representan una amenaza a sus intereses de clase y ensalza la figura de quienes representan la custodia de sus intereses. Tanto es así que se podría decir, aunque no se pueda generalizar, que cuando el poder mediático te ensalza, malo o, cuanto menos, regular.
2. Carrillo desató una lucha intestina en el PCE acabada la guerra, intensificada a finales de los cuarenta y en los años cincuenta, donde se impuso por todos los medios a sus adversarios políticos. Su primera gran traición material como dirigente fue el abandono de la guerrilla antifranquista, iniciada con la claudicante teoría de la «reconciliación nacional» y consumada en 1956 cuando, amparándose en la autoridad de Stalin, decidió liquidar la guerrilla dejándola a su suerte.
3. Carrillo fue el promotor de dicha «reconciliación nacional» que consistía básicamente en convertir la oposición antifranquista, revolucionaria, en una oposición domesticada que no luchara por una verdadera ruptura sin ambages con el régimen, como efectivamente se vería años después en la llamada Transición.
4. Carrillo liquidó el Partido ideológicamente amputando cualquier vestigio de marxismo-leninismo, expulsando directa o indirectamente a miles de revolucionarios, dinamitando así un movimiento obrero español que aún hoy en día sigue sin recuperarse. Se sirvió del llamado Eurocomunismo que no fue sino el caballo de Troya ideológico del anticomunismo para liquidar los PCs Europeos. Hoy en día vemos la fragilidad de dichos partidos que asumieron las tesis eurocomunistas.
5. Carrillo, en la etapa más convulsa de la Historia reciente española, con los obreros en la calle pidiendo paz, pan y trabajo, algunos de ellos siendo obligados a beberse un cóctel Molotov como Cipriano Martos, decidió cementar en vez de abrir la brecha del régimen hacia un proceso verdaderamente rupturista y constituyente. Obligó al PCE a hacer de pardillo en la llamada Transición, legitimando así la maniobra de la oligarquía financiera para legitimarse y seguir conservando su poder económico, político y social.
6. Carrillo, con el PCE ya tocado y hundido, en su intento de convertilo en un monaguillo del social-liberalismo, tuvo la descortesía de crearse su propio chiringuito que acabaría integrándose en el PSOE como no podía ser de otra manera.
7. Carrillo, que fue la persona que más años ostentó la Secretaría General del PCE, es uno de los grandes culpables de que a día de hoy el Partido sea una fuerza residual, desnortada ideológicamente y con una dirección incapaz de girar hacia posiciones revolucionarias incluso en estos tiempos en los que el capitalismo se derrumba y la izquierda debería pasar al ataque.
Carrillo, luces y sombras.