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Un paréntesis en Cincuenta y tres días

Cuando creé el blog lo hice con el propósito de crear un blog personal para, sobre todo, almacenar todas mis verborreas, y también, por supuesto, para hacerlas públicas. Sin embargo, politicé en exceso el blog y lo transformé en una plataforma meramente contrainformativa, aunque bien es cierto que la mayoría del material radica en el Séptimo Arte.

Dicho esto, y aprovechando que estaba revisando y ordenando mis idas de olla, paso a publicar un artículo personal que escribí hace ya, aún a sabiendas de que a la mayoría de mis escasos lectores les importará lo mismo que a mí lo que le podría pasar a Putin en Chechenia. Pero bueno, es mi blog y aquí mando yo -al menos hasta que me censure Google.

Charlando con mi Sombra sobre una pelirroja

SOMBRA: (Con cara de resignación) Joder, Litos, ¿se puede saber qué te pasa? Llevas unos días muy raro. Se te nota una cierta inestabilidad emocional a leguas; no sabes qué hacer, no sabes dónde ir, te muestras inseguro y, en definitiva, se te ve más jodido que el niño de la factoría Nike en Singapur. Muy pocas veces te he visto a ti sin saber manejar la situación. Desde luego, no pareces tú.

LITOS: Antes de nada, querida Sombra, he de aclararte que, independientemente de lo mal que yo pueda estar, jamás se me podrá equiparar con un pobre niño explotado por las multinacionales para que los ciudadanos occidentales puedan lucir buenas y nuevas zapatillas de marca.


SOMBRA: No empieces con tus rollos políticos sobre capitalismo y globalización que sabes que de eso yo entiendo lo justo. Además, no te escabullas, que por ahí no van los tiros.

LITOS: Tan sólo era un apunte. ¿Qué decías?

SOMBRA: Que qué diantres te pasa. Si se puede saber…


LITOS: Que llevaba un tiempo metiendo la pata y ahora mismo estoy siendo esclavo de mis palabras y mis actitudes vacilantes. Y como bien dejabas entrever al principio, los acontecimientos, es decir, las consecuencias de mi conducta, me están sobrepasando, no sé cómo encararlos.


SOMBRA: (Con cara de estupefacción) ¿Y se puede saber en qué metiste la pata?

LITOS: Pues cometí un error bastante típico del hombre: No supe apreciar lo que tenía hasta que lo perdí. Pero mi error fue doble, ya que sí sabía lo que tenía y que lo podía perder. Aún así mantuve una actitud pasiva, indiferente y pasota. Muy pasota. Y además, ya sabes que a mí, aunque siempre me muestro tal y como soy, me cuesta expresar y demostrar lo que siento. Si incluso me cuesta saber lo que siento… Es como si mi lado sentimental estuviera, no cerrado, pero sí entreabierto por reformas.

SOMBRA: ¡Aaaaaaamigo! O sea que estamos hablando de una chica, ¿no? Debí imaginarlo…

LITOS: Pues claro, Sombra, claro… El problema es que ella no es una chica normal y corriente. Ella es… Pelirroja.

SOMBRA: Sin ánimo de ofender, Litos; ya sabes que te aprecio y me gusta hablar contigo, pero… ¿Qué coño importa ahora el color de su pelo? ¿Eso es un dato trascendental o qué?

LITOS: No, mujer, no… Tan sólo era algo metafórico, simbólico. Ella es ardiendo como el rojo del fuego y fogosa como el propio fuego. Además, es roja, marxista como yo o como mi admirado Alfonso Sastre, del cual espero clemencia por hablar contigo… Pero bueno, tú de esto no entiendes y siento decirte que, como dijo Bertolt Brecht, el mayor analfabeto es el político. Te lo digo sin acritud, ya sabes que el aprecio es recíproco.

SOMBRA: (Con cara de pocos amigos pero desenfadándose) Vaya, se te ve pillado. Yo no sé cómo será la chica en cuestión, pero a medida que vas hablando de ella, más interesante parece. Dime algo más sobre ella, por favor.


LITOS: (Con gesto pensativo) Pues… Es… Es todo lo contrario a Kate Moss y el séquito de imitadoras de ésta. Es decir, es todo lo contrario a la típica chica VIP – chica fashion. Es la chica más lista que conozco y con la que, por supuesto, tengo más cosas en común. Es libre y no está sujeta a ningún patrón social ni a ningún prejuicio. Simplemente es ella. Y además, entre tú y yo, tiene unos labios muy ternicos… Aunque también es cierto que a veces parece inmadura y se deja llevar por la edad y el libertinaje, no sé. También creo que, a pesar de mis errores, a ella le faltó un poco de comprensión y paciencia que da la edad. En el período en que la conocí pasé por graves problemas que alteraron y siguen alterando mi personalidad. Eso también influyó, querida Sombra, pero no me deja exento de culpa o responsabilidad.

SOMBRA: (Esbozando una sonrisa) No sé si enamorado pero se te ve preocupado y al menos parecer ser que te importa. No sé por qué pero creo que, conociéndote, la reconquistarás, estate tranquilo. ¿Has hablado con ella?

LITOS: (Semblante serio) De momento no, o no mucho. Ella, aunque yo la empujé, fue la que movió ficha y dio jaque, para mí, mate. Y digo para mí porque, en realidad, según la estrategia que yo llevaba, no tenía por qué ser mate. Estoy seguro de que para ella mi reacción fue y es desmedida, pero para mí también fue su movimiento, nada acorde con su táctica.

Cuando uno está en jaque ha de pensar mucho más sus movimientos y replantear su estrategia. Eso hice yo; pedí tiempo muerto y me abstuve de actuar en caliente. Ella, por el contrario, creo que se muestra reacia, y, bajo mi punto de vista, su actitud refleja un claro «ahora sí, ahora no». No sé. Es curioso que, aún entendiéndonos tanto, ahora mismo nos entendemos tan poco que parece que ni nos conocemos. Yo creo, simple y llanamente, que esto es un problema fruto de la falta de comunicación. Como yo soy a veces bastante reacio, ella se ha podido sentir rechazada, no correspondida, y por tanto, a ella le pudo costar más de la cuenta expresar su supuesto amor, y a su vez, a mí más todavía. Es un cúmulo de fallos y actitudes erróneas que empieza en mí y en mi lado reacio. Eso es lo que me gustaría cambiar y expresarle a ella…

SOMBRA: Tú, que eres bastante de Platón y Sócrates, siempre me dices que la prudencia es la virtud de los sabios. Mantén una actitud prudente, pero a la vez, abierta. Si realmente te quiere entenderá todo esto cuando se lo expliques.

LITOS: Eso espero.

SOMBRA: ¿Tienes muchas ganas de estar con ella?

LITOS: Sí. Creo que todavía tenemos muuuuchas experiencias que compartir. Y además, ella es, con diferencia, la que mejor queda en mi cama…

SOMBRA: ¿Es buena en la cama?

LITOS: ¡Hay que ver! Desde luego, Sombra, yo no sé a quién le has salido, siempre con la mirada sucia y la mente calenturienta… (Esbozando una sonrisa y en voz baja) Si yo te contara…

SOMBRA: Yo lo tengo bastante claro. Aún sin saber mucho de qué y cómo va la cosa, noto algo profundo. Si realmente es como dices seguro que te entenderá, así que no hay más discusión. Deberías de acostarte ya, son las seis y se supone que a las siete has de levantarte. 

Y por cierto, mucho practicar el mea culpa y todo lo que quieras, pero aún no me has dicho lo realmente importante… ¿La quieres?

LITOS: Sí. La quiero.

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El artículo, por razones logísticas, se puede descargar aquí. Aunque, en realidad, sólo un enfermo mental podría preocuparse en tener este artículo en PDF…


Post scríptum: La pelirroja me quiere y pronto seremos padres.

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