«ETA es una gran nacional«…
Ni mil mitines en Anoeta, ni mil homenajes a Argala, ni mil pancartas en San Fermín podrían ser tan explícitas a la hora de enaltecer el terrorismo.
Según el Artículo 578 de la Ley Orgániza del Código Penal (Título XXII, Delitos contra el orden público. Sección 2. De los delitos del terrorismo), el enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de expresión pública o difusión de los delitos comprendidos en los artículos 571 a 577 de este Código o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares se castigará con la pena de prisión de uno a dos años…
Y vale que ETA fue la mayor oposición al franquismo, a la tra(ns)ición, al régimen borbónico, que sin su lucha probablemente la cultura vasca y el debate sobre el conflicto vasco habría desaparecido, y que por ello representa a buena parte del pueblo vasco en su lucha por la emancipación, pero… ¡Que un honorable político afirme públicamente que ETA es una gran nación…!
A Marianico se le debería de haber aplicado la Ley anteriormente citada. Se le debería de haber citado ante la Audiencia Nacional en un juicio-farsa en el que se le acusaría de hechos que él no cometió, para llevarlo a la cárcel de por vida, donde allí iría sumando años y años por delitos tan punibles como ventosear al toser o no lavarse los dientes en toda la semana. Una vez en la cárcel (lo más lejos posible de sus familiares y camaradas), condenado a cadena perpetua encubierta, se le debería de haber demostrado en qué consiste eso que los viles antisistemas denominan «democracia a la española». Es decir, se le debería de haber practicado torturas tales como «la bolsa», ahógandolo casi hasta la muerte. Entre tortura y tortura se le debería de haber coaccionado y amenazado de muerte para que firmara declaraciones autoinculpatorias, llegando incluso a amenazar a sus familiares más cercanos en caso de que siguiera con su actitud tozuda.
Mientras la gendarmería seguiría haciendo de las suyas, los medios de comunicación se pondrían a trabajar, relacionando a Marianico con las FARC, Chávez y afirmando que fue entrenado en Marinaleda por Sánchez Gordillo y su troupe de utopistas-dictadores-pueblerinos.
Marianico pasaría su condena, es decir su vida, con más pena que gloria, condenado al más triste de los olvidos, o probablemente no sobreviviría y perecería en manos de un hombre de azul, pero da igual, las cosas son así. Ya se sabe: contra ETA, metralleta.