Cuando uno ve la televisión se da cuenta de muchas cosas. La más flagrante es que es un claro reflejo de la bancarrota cultural del sistema capitalista, pues no hay nada que encontrar, tan sólo pésimos panes y circos que ponen de relieve la simpleza intelectual del espectador medio. Desde culebrones de Telecirco de la talla de Hombres y mujeres y viceversa hasta cualquier debate político en los que siempre participan los mismos, pasando por cualquier serie aburrida de policías de un canal cualquiera y volviendo a Hombres y mujeres y viceversa, repetido de nuevo por FDF para que no nos perdamos nada.
Dejando un poco, sólo un poco, el escenario mediático de entretenimiento, el ámbito político-televisivo es tanto o más irrisorio, más que nada porque HYMYV, aparte del abobamiento y el gasto económico totalmente condenable, lo más dañino que puede producir es unas cuantas espinillas en los quinceañeros que esperan impacientes el escote de la tronista de turno; cada debate político da como resultado un obrero votante del PSOE insatisfecho, que el año que viene votará a Rajoy, ese ser humano.
Pero a lo que iba, leñe. Cuando uno hace zapping e inevitablemente da con Intereconomía (cuyo logo es cualquier dirigente de ese canal y encabeza esta entrada) se cerciora de que en España, tal y como se presume, sí hay libertad de expresión. El problema es que esa libertad de expresión está disponible en cartilla de racionamiento para repartirse de la forma más parcial posible para la extrema derecha, la derecha y la izquierdilla de toda la vida, ojo, de toda la vida: nada de cambios raros ni radicalizar discursos.
Entonces, mientras unos son silenciados, secuestrados y encarcelados por el mero hecho de hablar vasco, otros disponen de canal televiso estatal en el que pueden despotricar de cualquier manera contra cualquier cosa con total impunidad. Si se aplicaran las reglas y las leyes como se aplican a los que están en la barricada de enfrente, estos señores deberían de estar en la cárcel por varios motivos a cada cual más punible, como por ejemplo ser un retrato estético de la España cañí y carpetovetónica, pero el principal de ellos es el enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas de éste.
Estos señores humillan diariamente a las víctimas del mayor y menos aludido terrorismo de España al menos en el pasado siglo: el franquismo. Hoy, un señor de cuyo nombre no logro ni pretendo acordarme, decía algo así como que España pasa la peor época desde la Guerra Civil. Supongo que su familia será de esas pocas oligarquías chupópteras que vieron en el franquismo sus bienes bien protegidos y que la dictadura fueron días de vinos y rosas. Lástima que las familias más humildes sí la padecieran y muchas de ellas perecieren en el más triste de los olvidos…
No soy un defensor, precisamente, de ZP y de esta España charanguera y de pandereta, pues creo que es heredera del franquismo y viola diariamente todo tipo de derechos, desde políticos a laborales, pero que sí se les de voz a esos millonarios que viven del cuento y la teta para poder decir gilipolleces, mientras a otros que dirían y dicen cosas interesantes se les censura, es otro atropello más de tantos que rozan la broma cósmica. Una clara demostración de que en España sí hay libertad de expresión… Para mentir o directamente callar.
En España sólo goza de un Estado democrático y de derecho la extrema derecha y la derecha; el resto de personas están condenadas al ostracismo, a la discriminación, a la criminalización, a la censura, y cuando estas barreras no surten todo el efecto deseado por ellos, a la cárcel y a la tortura.
¿Estado democrático y de derecho? ¿Libertad de expresión? Que pregunten a los trabajadores de Egunkaria o a los escritores de Antorcha.